Llegó en cine!

A comienzos de la década de los 60's y gracias a la inexistencia de la televisión, no tardé en tener una primera experiencia laboral: cine a domicilio.
Cargaba con un viejo proyector de 16 mm sonoro, los parlantes, la pantalla enrollable y el empalmador, un pequeño aparatito que servía para volver a pegar las películas cuando se cortaban. Eso solía suceder con frecuencia debido al estado calamitoso de las películas de dibujos animados y de Chaplin que pasaba una y otra vez. Al llegar a las casas de mis clientes y tocar el timbre, se podía oír el griterío de los chicos, llegó el cine! llegó el cine!.
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